L inda, vaga, la más loca
A morosa, bullanguera, divertida
R ea, compañera y revoltosa
A mo tu sonrisa, Larita.
Poesía a pedido (¿y cómo negarme?)
¿Soñaste acaso un sueño anoche?
La muerte nos había reunido a todos
en una casa laberinto
yo escuchaba chiste a chiste
y el murmullo de fondo
había peligros y caminos
y al final del laberinto...
Volvía entonces a soñar la casa
y la gente esperando
y la gente ocultando
por compromiso
la nena, pobrecita,
¿habrá llegado ahora la hora de su hora?
Volvía entonces a soñar laberintos
hojas sueltas
serpientes y arroyos
y la luna brillando como una brillante moneda de plata
Volvía entonces a soñarla a ella
a la mujer blanca
a la que siempre da plazos
y otra vez a correr
otra vez a caer
sin cintas de plata
pero subiendo y bajando
por la misma mítica casa destino
y yo y las mismas voces y la última terraza
con peligros y caminos
y al final del laberinto...