El tipo se sentó despacio.
Detrás de su escritorio
el mundo era más ancho
y ajenas pasaban
como en un teatro
casi todas las desgracias.
El tipo sabía que si movía un dedo
la verdad ya no era realidad
ni nada de eso
y que si esperaba
así, con desgano
su sonrisa era mueca
y su conciencia, un largo páramo.
El tipo entonces extendió la mano
y presionó el botón
mirando al futuro
(que no está más lejos que un río cercano)
y al fin decidió
lo que al día siguiente
leímos en los diarios.
4 comentarios:
Este me recuerda al cuento del "enano maldito" que nos contaba Nora allá lejos y hace tiempo para hacernos morir de miedo. Solo le falta el alarido al final.
Besitos
"El que ya fue" ¿es el mismo que yo pienso?
Pues yo diría que es el mismo de siempre. Funesta figura, macabra sombra. Está por todas partes y siempre cae de pie.
tal cual!!!
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