domingo, 11 de marzo de 2007

Suplicando

Y tenía que sufrir,
destilar todo ese rigor,
abrazar hasta la lágrima su desesperación,
reconocerse primero hombre y después cabeza
en llagas (y más y más todavía)
en el castigo culpable del dolor.
Y qué otra cosa es la fascinación?
Y qué otro secreto hace falta para empuñar la PC como si fuera un arma?
Y qué otra cuerda hace falta tocar
para que el alma deje,
para que se evapore el aliento de rosados dedos,
para que la mañana lo vuelva a reclamar… vivo?

Y tenía que volver a sufrir
robar los planes de angurrientas ganas
arrastrar lo quede del cuerpo adonde el tiempo ya no fluya.
Escribir
Escribir
Escribir

El lector le leerá los párpados cerrados
y sonreirá de pena.



Gracias Carina por proponer "fascinación"

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